miércoles, 31 de agosto de 2016

PESTAÑAS INTERIORES de la primera edición de EL SEÑOR PRESIDENTE (1946)


EL SEÑOR PRESIDENTE es una novela que formará época en la literatura americana y mejor si dijéramos en la humanidad americana, por ser más humana que literaria, y americana porque circunscrita al país del autor, Guatemala, y a un periodo histórico determinado, rebasa los limites de geografía y tiempo, como todas las obras representativas y se convierte en un libro cuyas páginas traducen, no sólo la angustia de un pueblo, sino de todos los pueblos que han llorado sal bajo la maldición de la tiranía; es una novela en que resuenan, como en un caracol de sacrificios, las voces desgarradas de los pueblos tribales, sometidos a dictaduras de carácter telúrico, ilimitadamente perversas; una novela que ha de arrancar a todos los que la lean, un grito de indignación.

En este libro de Miguel Angel Asturias, a quien Paul Valéry consagró como uno de los escritores mas substancialmente americanos, más alejados de los europeos, no encontrarpa el lector el dulce y amoroso encaje de los seres y las cosas y los useños que nos ofrece el friso de sus famosas “Leyenads de Guatemala”; el caprichoso juego de sus fantomimas jitaanjafóricas “Rayito de Estrella”, “Emulo Lipolidón” y “Alcasán” ni la “hazaña de investigación poética”, como llama Alfonso Reyes a su poesía “Sien de Alondra”, que está por publicarse. EL SEÑOR PRESIDENTE es un libro deolado, cruel, demasiado cruel; gruesa mar de hechos en la que no se alcanza a ver más allá del horizonte del desconsuelo. Como en las puertas del Infierno, en este libro se acaba toda esperanza. Por algo el escritor poeta le llamó al principio “Malevogle”, nombre dantesco que después sustituyó por “Tohil”, dios indígena exigente en sacrificios humanos, para bautizarlos en definitiva con un título que sintetiza la esencia del despotismo: EL SEÑOR PRESIDENTE. Sólo cuando los personajes sueñan o se enamoran, el texto es gracioso y lírico; en todo lo demás el lenguaje está abieto de pan en par a las más broncas expresiones. La puntuación es arbitraria, irregular, restringida, imitando así el habla de gnte que apenas mueve los labios para pronunciar las palabras y que no separa los elementos de las frrases por ningún signo o pausa, que apenas se adivina si interroga o exclama, y entrelaza los miembros de la oración en cadena seguida, bisbiceante, como si sus labios no hablaran, sino parpadearan.

EL SEÑOR PRESIDENTE, un libro sin cobardías ni contemporizaciones, amargo como la cuasia, en esta hora crucial de la desesperación del mundo.

viernes, 12 de agosto de 2016

RAYITO DE ESTRELLA POR MIGUEL ANGEL ASTURIAS



DE ESTE LIBRO SE TIRARON 
10 EJEMPLARES EN PAPEL 
DE HOLANDA

RAYITO DE ESTRELLA
POR MIGUEL ANGEL ASTURIAS

PARÍS
1929


FARSANTES


RAYITO DE ESTRELLA

DON YUGO

TOROGIL


RAYITO DE ESTRELLA

Rayito de estrella,
pluma de torcaz;
haz
de trigo
su cabello blondo;
su boca de chayes
partida en dos ayes;
su cuerpo:
saliva, plumitas
y estiércol de nido;
su talle,
sol a media calle;
bajan y se alargan
en remos,
sus senos.


DON YUGO

Don Yugo aparece
y se cuece
desnudo
al sol.


TOROGIL

Torogil, fantasma
del asma,
diómelo prestado
un viejo teclado
de marfil.


PASO PRIMERO


TABLADO

En el cielo la luna con un conejo en la cara. Las montañas, agarradas de la mano, giran alrededor del crepúsculo. La noche vuelve al corral entre las vacas. Árboles. La sangre de la tierra sube hasta las hojas y cae convertida en sombra. Sobre un charquito vuela un zancudo; no es así, hay correcciones: el charquito vuela tras el zancudo, como la lente de un sabio.

DON YUGO (Cantando)

Siete veces siete,
ocho veces ocho,
nuev veces nueve,
cantaré la misma canción:
¡Rayito de Estrella,
abre tu piquito,
pon tu huevo de oro
en mi corazón!...

Una anciana se asoma a una puerta. Por sus harapos y greñas, suben y bajan piojos blancos. Alumbra el sol. Los harapos se hacen azules y, como en una pecera, los piosos aumentan de tamaño y se vuelven peces. La anciana es una pecera. Los peces nadan y nadando forman dentro de ella, una mujer blanca, linda como no hay dos: Rayito de Estrella.

DON YUGO (Al verla aparecer)

¡Guitarra de pino
con cuerdas de pita,
vuélveme cangrejo!

Al instante desaparece Don Yugo y de la guitarra sale con dificultad de canción, un cangrejo.

DON YUGO (Convertido en cangrejo)

Señora, el Señor Cangrejo
le pide perdón,
viene para atrás, para atrás,
pues siente que se le sale el corazón.
Un cangrejo,
de que nace
es viejo...

La linda mujer formada por los peces dentro de la anciana, mueve los labios. Su voz se oye como cuando se habla dentro de una campana de cristal.
RAYITO DE ESTRELLA

¡Pase, Señor Cangrejo,
pase!

DON YUGO

¡Eres tierra virgen
bajo de guayabos
que destilan miel!

Sube por los pies de la anciana huesudos como los de un santo antiguo, hacia Rayito de Estrella. Le sale al encuentro Torogil.


PASO SEGUNDO


TOROGIL (Gritando)

¿Qué modales son esos?

El Señor Cangrejo cambia de color, palidece del miedo, se pone blanco.

¡Comeremos Sesos!

RAYITO DE ESTRELLA

¡No, cangrejo!

TOROGIL

¿Un cangrejo blanco?
Dónde se ha visto eso...
Son sesos,
comeremos sesos...

RAYITO DE ESTRELLA

¡Es un cangrejo!

TOROGIL

Torogil
comióse una enana
redonda
como una manzana:
¡Quería atrapar
uno de tus peces,
una de tus eses!

RAYITO DE ESTRELLA

¡Búscale pendencia:
el cangrejo está hecho
de tierra y paciencia!


PASO TERCERO


Torogil propone al Señor Cangrejo tres cuestiones. Le dará la vida y el paso libre hacia Rayito de Estrella, si sale airoso; si pierde, le matará de un golpe en la cabeza con una piedra. Hábil como beguina, el Señor Cangrejo sacó intacto el hilo de una telaraña. Torogil hizo una mala cara, escupió y propuso la segunda: Retirar la pestaña que molestaba en el ojo a la aguja más chica de la reina. El Señor Cangrejo, echóse saliva en las tenazas, acercó los cartuchitos de sus ojos y, lo dicho con la pestaña que molestaba a la aguja más chica de la reina. La tercera prueba era la más difícil: Hacer pasar por un tunel una palabra. Muy sencillo, pensó el Señor Cangrejo, y, tenazas a la obra, puso ruedas a una palabra alemana y la empujó como un tren por un tunel...

TOROGIL (Furioso)

¡Más sabe el diablo por viejo!

DON YUGO

Un cangrejo,
de que nace es viejo...

TOROGIL

¡Pase, Señor Cangrejo,
pase!

DON YUGO

Para atrás, para atrás,
siempre para atrás...
La aguja del diablo es i griega
¿Quién lo niega?
Y el cangrejo es anda
en sillas
que andan
en cuclillas...

TOROGIL

Que anda cual los beodos
que chocan de lado y lado...

DON YUGO

Mejor diga usted,
que andan con los codos.


A gatas llegó Don Yugo convertido en cangrejo hasta Rayito de Estrella; pero su humildad cocinada al sol sobre la cabeza de los bueyes en digna labor, adquiría figurativamente sentido de dominación. Don Yugo, que aun en forma de cangrejo era todo un señor de horca y cuchillo, acercóse inquebrantable, lleno de imposiciones y dogmático, con la intencón de someter a leyes, la vida de Rayito de Estrella. De cerca, empero, no se veían más que peces que enredaban eses, eses y eses, y se oía más ruido qu el de las aletas al golpear el agua y el de las burbujas que estallaban antes de entregarse a los rayos de sol, yuguitos que las perseguían constantes, rectilíneos, ondulantes y afanosos...