domingo, 2 de enero de 2022
Historia de la Primera Iglesia del Nazareno (GUATEMALA)
por JOSÉ SAMUEL MÉRIDA
Hoy, 2 de enero, es un domingo especial, es el primer domingo del año, y los hermanos de la Primera Iglesia del Nazareno sabemos que además de ser año nuevo es el aniversario del templo, que se inauguró un 2 de enero de 1955.
Dice el himno: “Una historia tenemos preciosa”. Esa es la historia del evangelio, pero también la de cómo llegó el evangelio y la obra nazarena a este lugar, en este rincón de Guatemala.
En 1946 había un muchacho en Cobán que se llamaba Ismael Vargas, él quería ser médico pero allá no había dónde estudiar. Entonces hizo planes de venir a la capital a estudiar la carrera de medicina en la Universidad de San Carlos. Él era muchacho de la Iglesia del Nazareno, allá en las verapaces, antes de emprender su viaje los hermanos oraron por él y llegó acá, a la capital, ese mismo año.
Los que somos del sector sabemos que el paraninfo universitario, la Escuela de Medicina, queda cerca, en la 13 calle y 2da avenida zona 1. Y siendo él de un departamento del interior, lo primero que hizo fue buscar un apartamento dónde quedarse, un cuarto dónde instalarse. Y encontró uno a pocas cuadras, en la 13 calle B del Barrio El Gallito. Estando ahí, el Señor le puso una inquietud en su corazón. Extrañaba la iglesia, y habiendo crecido en la Iglesia del Nazareno, tenía el anhelo de abrir su cuarto, de abrir ahí su casa, para empezar a orar y leer la Biblia con algunos vecinos. Y así lo hizo. Envió entonces noticias de que además de estar cursando la universidad, también estaba invitando a algunos vecinos a asistir a su casa, a leer la Biblia y a orar con ellos.
Así continuó por muchas semanas, por muchos meses, y empezaron a llegar cada vez más personas. Las noticias llegaron a la superintendencia de la iglesia allá en Cobán, y comenzaron a venir también de allá para ver lo que ocurría, porque en todo el departamento de Guatemala, y en toda la meseta central, no existía la Iglesia del Nazareno en aquel tiempo. Ya para el año 1949, se dieron cuenta de que eran muchas personas las que se congregaban ahí, que ofrendaban, que ya podían sostener la obra ellos mismos y que ya ellos mismos se hacían responsables del ministerio de su iglesia. Y dijeron: “bueno, esa ya no es una misión, esa ya no es una célula. Esa ya es una iglesia”.
Aquel año de 1949 vinieron desde Cobán los líderes, encabezados por el superintendente Rev. R.C. Ingram, a organizar la Primera Iglesia del Nazareno en el departamento de Guatemala. Eso fue el día 9 de octubre, bajo el pastorado del Dr. Ismael Vargas, en aquella sala ubicada en la 13 calle B de la zona 3.
Quizás han escuchado que nuestra iglesia se conocía en el barrio como la Iglesia de la Palmera, porque en ese tiempo había una palmera ahí en el local. Ese local quedaba atrás de donde está la casa pastoral actualmente, en donde han vivido los 12 pastores que llevamos en más de 7 décadas de ministerio. Ahí era donde estaba instalada la Primera Iglesia del Nazareno.
En el año 1949 fue organizada oficialmente como una Iglesia del Nazareno, empezó a enviar a sus delegados a las asambleas, a enviar sus cuotas, a participar como una iglesia formal; ahora ya no era solamente una “misión”. Siguió creciendo y definitivamente ya no cabían los hermanos en aquel lugar. Cambió el pastor, vino el Rev. Federico Guillermo; todavía se seguían reuniendo en aquella salita, pero ya no cabían. Y entonces surgió la iniciativa de empezar un proyecto mucho más grande y complicado para construir un templo.
Y luego de mucho trabajo y oración, el 2 de enero de 1955 se llegó a la inauguración de este templo que tenemos actualmente. Hoy damos gracias a Dios por tener un templo en el cual seguimos llevando a cabo el ministerio de nuestra Iglesia.
Es importante recordar esto al iniciar el año no solo para tener presente todo lo que los hermanos trabajaron hace tiempo, sino porque también es bueno reflexionar y decir: “Bueno, ¿y nosotros qué vamos a hacer este año? ¿Cómo nos vamos a organizar? ¿Qué vamos a hacer? ¿Cómo vamos a dar un buen testimonio en nuestro barrio, en nuestra comunidad?”. Hoy celebramos ese ministerio, que ya por más de 70 años, desde este lugar, ha estado sirviendo al Señor y compartiendo el mensaje de plena salvación de la Iglesia del Nazareno.
A mí me gusta recordar una parábola, aquella cuando el Señor Jesús dijo: “el reino de los cielos es semejante a un grano de mostaza, que siendo una semilla pequeñita, quizás la más pequeñita de todas, produce un árbol inmenso, en el que cientos de aves llegan a hacer su hogar”. Me recuerda a aquel muchacho que venía a estudiar medicina, y al que el Señor puso en su corazón algo sencillo: abrir las puertas de su apartamento para invitar a las personas a orar por ellos y a leer la Biblia juntos. Alguien pudo especular: “miren los sueños que tiene, las aspiraciones que tiene”. Era un esfuerzo pequeñito como una semilla de mostaza, pero de la que ha crecido un árbol tan grande. Y más de 70 años después todavía sigue acá y cientos, quizás miles, de personas han hecho de esta congregación su hogar a través de los años. Han hecho de esta congregación su iglesia, aquí han traído a sus hijos, aquí se han convertido, aquí se han casado, bautizado, enterrado a sus seres queridos. Aquí han fallecido también.
Este árbol ha crecido por más de 70 años porque aquel jovencito le dijo “sí” al Señor y cumplió ese llamado, esa carga que el Señor había puesto en su corazón, de predicar la palabra.
Y nosotros, ¿qué vamos a hacer en este año? ¿Será que solo vamos a ser espectadores? Encendemos la pantalla y qué sencillo ver el culto ahí desde el sillón o la cama. Ya no cantamos, ya no leemos antifonalmente porque estamos bien cómodos. Y a veces venimos al templo, y ya solo a ver también, ya no cantamos ni leemos la Biblia, solo venimos a ver cómo hablan en el micrófono. ¡No! Pongamos, como dice el dicho, “las barbas en remojo” y digamos: “¿qué vamos a hacer este año? ¿Cómo vamos a participar? ¿Cómo vamos a seguir dando ese buen testimonio de la Iglesia del Nazareno y del evangelio en este lugar?”.
Oremos, hermanos, para que nuestros líderes sepan organizar al grupo y que nuestra iglesia pueda seguir cosechando frutos, pueda seguir cultivando ese gran árbol que ya por más de 70 años ha florecido en este lugar de Guatemala, y que como sabemos, durante muchos años, inició tantas misiones que ahora también son iglesias en este distrito e incluso más allá de nuestras fronteras.
Demos gracias al Señor en este día por el año nuevo, pero también por un año nuevo para el ministerio de la Primera Iglesia del Nazareno.
Felicitaciones. Es una bendición y un gran reto para la Iglesia, conocer la historia de esa primer semilla plantada en el Distrito Central de Guatemala. Bendiciones a la Primera Iglesia del Nazareno
ResponderBorrarGracias, por mucho tiempo tuvimos reuniones de MIED en esta Iglesia que nos abrio sus puertas, su testimonio nos anima a seguir adelante.
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