por JOSÉ SAMUEL MÉRIDA
1 Os escribo a vosotros, amados míos, con un corazón lleno de amor y un ferviente deseo por vuestra firmeza en la fe, sabiendo las múltiples tentaciones y desafíos que os acosan en esta presente era. 2 Pues he aquí, habitamos en un tiempo como ningún otro, en el cual los límites de nuestra habitación se han extendido sin medida, y nuestras comunicaciones llegan hasta los confines de la tierra por medio de maravillosos dispositivos y redes invisibles.
3 No obstante, en esta época
de conectividad sin precedentes, recordemos y mantengámonos firmes
en la verdad de la omnipresencia de Dios. Porque está escrito: "¿A
dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia?"
(Salmo 139:7). 4 Sí, aunque naveguemos los reinos digitales, el
Señor nuestro Dios está siempre con nosotros, y Su Espíritu permea
todos los espacios, tanto visibles como invisibles.
5 ¿No
sabéis que el Señor está cerca de todos los que le invocan de
veras, sin importar el medio a través del cual nuestras voces se
elevan hacia Él? 6 Porque nuestro Dios, quien es el mismo ayer, hoy
y por los siglos, no está limitado por las restricciones del tiempo
y el espacio, ni por las herramientas de la invención humana. 7 Como
está escrito: "Los ojos de Jehová están en todo lugar,
mirando a los malos y a los buenos" (Proverbios 15:3).
8
En este sentido, amados míos, seamos siempre conscientes de nuestra
conducta en la esfera digital. 9 Pues aunque interactuemos unos con
otros a través de pantallas y señales, estamos sujetos a los mismos
mandamientos de amor y justicia que en nuestras interacciones cara a
cara. 10 Ninguna palabra corrompida salga de vuestros dispositivos,
sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar
gracia a los oyentes (Efesios 4:29).
11 Además, considerad
cómo esta vasta conectividad nos brinda la oportunidad de extender
la comunión de los santos y la proclamación del Evangelio a todas
las naciones. 12 Porque ahora, más que nunca, la Palabra del Señor
puede correr velozmente y ser glorificada (2 Tesalonicenses 3:1),
alcanzando corazones y mentes a través de grandes distancias. 13 Por
tanto, seamos diligentes en utilizar estos medios para el avance del
reino de Dios, compartiendo Su amor y verdad con un mundo en
desesperada necesidad.
14 Amados, en medio de esta era
digital, no dejemos de congregarnos, como algunos tienen por
costumbre (Hebreos 10:25). 15 Ya sea reunidos en santuarios físicos
o a través de asambleas virtuales, apreciemos los lazos de comunión
y la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz (Efesios 4:3). 16
Porque nuestro Dios es un Dios relacional, deseando comunión con Su
creación, y nosotros, hechos a Su imagen, somos llamados a
relaciones significativas los unos con los otros.
17 Por lo
tanto, esforcémonos por fomentar conexiones que reflejen el amor y
la gracia de nuestro Señor Jesucristo. 18 Sobrellevad los unos las
cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo (Gálatas 6:2),
aun cuando os comuniquéis por medios digitales. 19 Estemos presentes
en nuestras interacciones, escuchando con compasión y hablando con
amabilidad, para edificarnos unos a otros en la santísima fe.
20 Y ahora, hermanos queridos, os encomiendo a Dios, y a la palabra de Su gracia, que tiene poder para sobreedificaros y daros herencia con todos los santificados (Hechos 20:32). 21 Que el Señor dirija vuestros corazones al amor de Dios, y a la paciencia de Cristo (2 Tesalonicenses 3:5), mientras navegáis las complejidades de este mundo interconectado.
22 La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos vosotros. Amén.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario