¡Nietecito amigo, salve! Empieza
tu vida en el momento en que Rodrigo
para en la cárcel juvenil proeza
digna de premio y no de castigo.
¡Que jamás te abandone la grandeza
de corazón, mi nietecito amigo,
de tu corazoncito que no pesa
más que un grando de sueño, luz o trigo!
Eres la libertad del prisionero
naces en injusticia, bien nacido,
sin patria, de camino, volandero,
que no es patria esa pobre factoría
donde todo se entrega o se ha vendido
y a la que tú, rescatarás un día.
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