domingo, 3 de noviembre de 2019

El colibrí, fidelidad hecha magia (FAUNA SILVESTRE GUATEMALA)


Decir colibrí es una forma de señalar a uno de 38 distintos "gorriones", incluido un migratorio. Si ofrece dificultades identificarlos como especie, más surgen al intentar hacerlo en representaciones, prehispánicas o actuales, orales o escritas. Cualquier interpretación a los valores culturales del tz'unun o colibrí, es al grupo Trochilidae. Característicos son el diminuto tamaño de las especies, el rico colorido del plumaje, el vigoroso aleteo que logra suspenderlos en el aíre, traerlos de reversa o dispararlos con la velocidad de una flecha, y el desarrollo del pico, diseñado para libar néctar de flores.

Sus pericias han maravillado siempre al Hombre. Tal vez hasta el punto de rodear al avecilla de halos de sobrenaturalidad. De ahí que pudiera llegar a vérsele como ser mágico, ruwach q'ij, protector y cuidador del Hombre. Es claro en dos ejemplos que tomamos: la Leyenda del amor entre el Sol y la Luna y La captura del fuego. El primero, de la tradición q'eqchi, ocurre cuando sólo había seres divinos en el Universo.

Q'ana Po, la Luna, hija de Tzuul Taq'a, el Viejo Dios de la Tierra, Señor del Cerro y del Valle, vivía con él en una cueva; era su vivienda. Un día, al pasar, la vio Balamq'e, el Sol. Se enamoró de ella y pensó que debería ser su mujer. Pero Tzuul Taq'a no lo quería así. El único modo de Balamq'e de acercársele era hacerse pasar por otro. Le pidió prestadas sus plumas a un colibrí; al ponérselas se convirtió en él. Así entró con Q'ana Po donde ella dormía; a media noche recobró su figura. Al amanecer huyeron, perseguidos por el padre. Un venado la hizo mujer en un valle, en medio de los cerros. Como marido y mujer pasan todos los días por el cielo, él adelante, ella detrás.

El segundo pertenece a la mitología kaqchikel. En el Memorial de Sololá, el tema es el descenso del semidiós Q'aq'awitz al fondo del volcán Ya'xcanul, apagarlo y quedarse con su fuego. Le ayuda un colibrí.

"En verdad era espantoso el fuego que salía del interior del volcán. Era lan-zado a lo lejos. Dijeron a nuestro abuelo gaq'awitz cuando llegó al pie del volcán: oh, tú, hermano nuestro, tú has llegado y tú eres nuestra esperanza, ¿Quién irá a traernos el fuego? Yo iré, les dijo gaq'awitz. Hubo un tal Sagitz'unun que deseaba ir. Iré contigo, le dijo a Q'aq'awítz. Bajó Q'aq'awitz al interior, mientras Saqitz'unun derramaba el agua sobre el fuego. En verdad causaba miedo, los que estaban al pie del volcán huyeron llenos de pavor. Pero el fuego había sido capturado. Salió Saqitz'unun, y por último Q'aq'awitz.

"Los guerreros de las siete tribus exclamaron: en verdad causan espanto su poder mágico, su grandeza y majestad, ha destruido y hecho cautivo al fuego. Le dijeron todos: Tú, hermano nuestro, has conquistado el fuego de la montaña y nos has dado vuestro fuego. Vosotros sois dos héroes, uno es el primer héroe y el otro el segundo héroe. Vosotros sois nuestros jefes, nuestras cabezas directoras.

Lampornis viridipallens

sábado, 2 de noviembre de 2019

El jaguar, Señor de la Noche (FAUNA SILVESTRE GUATEMALA)



Jaguar, el nombre tomado del guaraní, identifica al mayor felino de América y tercero más grande del mundo, sólo superado por el tigre (Panthera tigris) y el león (Panthera leo). En Guatemala, como en Latinoamérica luego de la invasión hispana, se le llama también tigre, y en maya balam e i'x. Habita selvas densas, húmedas, con abundante agua de ríos o pantanos pues le gusta nadar, aunque se adapta con facilidad a ambientes secos y abiertos.

Depredador formidable, prefiere cazar solo y tender emboscadas. No hay quien deje de reconocer la potencia de su mordedura, que aplica con eficacia para matar con rapidez según su método usual: tomar entre las poderosas mandíbulas la cabeza de la víctima y cerrar con fuerza; los colmillos penetran el cerebro y la muerte sobreviene de inmediato. Pueden perforar caparazones de tortugas, y a los grandes lagartos les trituran las vértebras cervicales.

Prueba de ser uno de los animales más importantes en la cosmogonía maya, sus abundantes representaciones muestran el elevado puesto simbólico que se le confería. También la multitud de mitos que, con su protagonismo, narran pasajes históricos de sus pueblos y héroes. Algunas representaciones mezclan características de aves y reptiles míticos; otras, de Hombres. Los antropomorfos, regularmente repartidos por el mundo maya, eran exaltaciones a la deificación que se le prodigaba y resultaron de delicadeza estética sorprendente.

En el imaginario maya, como el Sol del crepúsculo parece hundirse en la tierra, para resurgir vivificante en la alborada, el simbolismo conferido al jaguar lo llevaba a alternar dos ritmos del día. Dueño de la noche, lo era por vinculación también de la oscuridad, y ésta representaba la matriz de la Madre Tierra, generadora de vida. El jaguar se constituía en guardián de la oscuridad terrestre, de donde brota la riqueza verde de la tierra, pero al sumirse en el oscuro mundo subterráneo, como el Sol crepuscular, encarnaba en sol nocturno, rey del mundo de los demonios.

La sobrenaturalidad del fabuloso felino derivó en asignarle tantas propiedades mágicas como reales. Fuerza, astucia, silencio, misterio, agilidad, señorío y belleza fueron parte de una energía etérea que los nobles, sacerdotes, guerreros y reyes tomaron como símbolo de poder. Para incorporarlo solían vestir sus pieles o colocarlas en sus tronos. El moteado representó el cielo estrellado, y el gato fue asociado a las fuentes de agua, a la fertilidad de la tierra, a la oscuridad y al inframundo.

Como I'x es el cuarto ruwach q'ij (nawal) de la serie de veinte del winaq (mes) en el cholq'ij (calendario). Símbolo de fuerza y vigor, de las energías creativas del Universo y de la conmemoración del mundo. Día en que se apartaron las aguas de las montañas, de las planicies y de los lugares que habrían de ocupar los humanos y animales. Representa el Altar Maya. Características positivas de las personas nacidas en i'x son la inteligencia, astucia, atrevimiento, la toma de decisiones acertadas; es persona práctica, generosa, paciente, fuerte y vigorosa.

Relacionados: puma, leoncillo, ocelote, tigrillo

viernes, 1 de noviembre de 2019

Lagartos, con el mundo a cuestas (FAUNA SILVESTRE GUATEMALA)


Su acecho es un ataque latente. De una inmovilidad casi absoluta pueden pasar a la arremetida con la velocidad de un parpadeo. Si no están con la panza llena, ni siquiera se molestan en esconderse: de un profundo letargo a la orilla de su humedal, encima de un tronco a medio sumergir o a escasos centímetros de la superficie del agua, apenas nariz y ojos fuera de ella, un repentino asalto puede suceder en pocos segundos. Esto ha impresionado al Hombre de todos los tiempos, y le ha hecho guardar un respeto casi místico por los lagartos.

No es para menos. Una fuerza descomunal, tan poderosa como la de un toro, unas fauces con dientes y músculos que hacen de la dentellada un arma mortífera, la asombrosa rapidez que logra alcanzar en el agua, la embestida sigilosa y taimada, por lo común certera, y la mirada de ojos siniestros que parecen alcanzarlo todo, convierten a estos animales en formidables depredadores en los medios acuáticos. Poco probable es que no se les asignen poderes sobrenaturales.

En la cosmogonía maya ancestral la Tierra era cargada por un enorme cocodrilo. Y consideraba que debajo del imponente cuerpo estaba el inframundo, lugar oscuro que habitaban los muertos acompañados de animales poderosos, dueños de las sombras, temibles. Consecuencia de tal concepción fue que, para algunos pueblos, el mundo era un enorme cocodrilo sobre el que habitan los hombres de la cuarta creación, la que actualmente vivimos.

El cosmos maya antiguo creyó que la tierra sobre la que se caminaba era la espalda de un gigantesco lagarto y que encima se desarrolló la Naturaleza, de la que formaban parte. Para nosotros ahora, y sin duda antes para el pueblo maya, no sería difícil vincular al prodigioso saurio con Itzamná, deidad relacionada a la energía fecundante del Universo. En muchas de sus representaciones se le muestra emergiendo de las fauces de un cocodrilo.

En otras grafías, Itzamná es una serpiente alada, o un "dragón" que combina atributos de ave, jaguar, venado y lagarto. Al hacer coincidir en ella opuestos cósmicos se le hace símbolo de la armonía de contrarios. Nuevamente los lagartos ceden rasgos corpóreos, con serpientes, tiburones y seres vegetales, al dragón que simboliza la Tierra. Las civilizaciones antiguas veneraron a este reptil como representación del poder.

Se asocia con Imox, el decimoprimer Ruwách (nawal) del mes maya (winaq) de veinte q'ijab (días) en el sagrado, cholq'ij. Representa inteligencia y el lado izquierdo; al brazo izquierdo, cuya misión es ayudar al derecho a realizar una cooperación eficaz con Corazón del Cielo, Corazón de la Tierra en el desenvolvimiento del mundo y la humanidad. Simboliza la energía oculta en el Universo, por eso Imox nombra a las cosas ocultas o secretas. Día cuando las fuerzas de la Naturaleza se hicieron peligrosas, pero día que propone orden como equilibrio del desorden. Encarna agua y mar, intranquilidad y locura, pero también al cerebro. El día se vincula también con tiburones y tortugas.

Crocodylus actus Relacionados: Crocodylus moreletti, lagarto chato, cocodrilo negro o lagarto de pantano. Caiman cocodrilus, el lagarto del pacífico.