Declárase el Popol Vuh el Libro Nacional de Guatemala
Palacio Nacional; Guatemala, 30 de mayo de 1972.
El Presidente de la República.
CONSIDERANDO:
Que, entre los fines culturales que se ha determinado llevar a cabo el Gobierno de la República, está, con carácter fundamental la difusión y la exaltación del libro;
CONSIDERANDO:
Que el año 1972 ha sido proclamado el Año Internacional del Libro, por la Conferencia General de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura -UNESCO-;
CONSIDERANDO:
Que el Popol Vuh representa de suyo el libro que configura y sigue configurando espiritual y culturalmente a nuestra patria y que, desde el punto de vista universal, representa una de las más valiosas reliquias del pensamiento aborigen,
POR TANTO,
Y en uso de las facultades que le confiere el inciso 4o. del artículo 189 de la Constitución de la República,
ACUERDA:
Artículo 1o.- Se declara el Popol Vuh el Libro Nacional de Guatemala.
Artículo 2o.- El Gobierno de la República, por medio del Ministerio de Educación, pondrá en obra la reproducción impresa, en edición facsimil, con carácter de homenaje, el texto manuscrito del Popol Vuh.
Artículo 3o.- Se delega en el Ministerio de Educación el cumplimiento del presente Acuerdo, el cual entra en vigor inmediatamente.
Comuníquese,
ARANA O.
El Ministro de Educación
ALEJANDRO MALDONADO AGUIRRE
(El Guatemalteco, 12 de junio de 1972)
Bran Azmitia: “Recibo el corazón palpitante de nuestra nacionalidad”
“Recibo en mis manos el corazón palpitante de nuestra nacionalidad”, expresó ayer el periodista Rigoberto Bran Azmitia, director de la Hemeroteca Nacional, cuando en nombre del historiador Arturo Valdez Oliva -director del Archivo nacional- recibió de manos del ministro de Educación el microfilm del manuscrito original del Popol Vuh que momentos antes obsequiara el embajador de los Estados Unidos.
Luego agregó Bran Azmitia: “Se ha dicho que somos un pueblo de indios. ¡Pero qué orgullo se siente al pararse al pie de las pirámides de Tikal y ver cómo nuestros antepasados mayas se adelantaron a los griegos y encontraron la escala perfecta para construir los primeros rascacielos de este continente!”.
Previamente el licenciado Alejandro Maldonado Aguirre, ministro de Educación, había pronunciado un preve discurso, en el cual explicó que cuando la Conferencia general de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, estableció 1972 como año internacional del libro, el ministerio de Educación consideró que había llegado el momento de proclamar el libro nacional de Guatemala.
Luego dijo que tan pronto como la idea de establecer el libro nacional de Guatemala se hizo patente, vivos escrúpulos rondaban por todos nosotros. Era de urgencia desligar de todo influjo particular, dijo, el olvidar gusto personal o afectos, nacidos al calor de un entusiasmo fuertemente subjetivo. Y en esa inquietud, dentro de esa desconcertante incertidumbre surgió, a manera de una imagen dominante y avasalladora, el nombre del Popol Vuh.
El Popol Vuh, añadió, representa (de acuerdo con la frase del investigador del siglo pasado, profesor Brancroft) la más valiosa reliquia del pesamiento aborigen. Y por lo que atañe al manuscrito (tal y como se encuentra en la biblioteca Newberry, de Chicago) el Popol Vuh liga -espiritual y formalmente- dos culturas. A un lado de la página aparece el texto en lengua quiché; al otro, y dándole frente, la traducción del padre Ximénez, en lengua castellana. Y si deseamos ahondar en esta duplicidad cultural y espiritual que advertimos, dijo, no tenemos más que pensar en el llamado manuscrito de Chichicastenango (perdido y que sirvió de base a la copia del padre Ximénez). En él están, en su forma más tensa y viva, abrazadas las dos culturas. La forma oral quiché, no acostumbrada a la representación gráfica fonética, encuentra acomodo y morada formal y permanente para el Popol Vuh en los hábitos grafémicos del español escrito.
La grafía del castellano salvó esta obra que, de lo contrario, se hubiera perdido en el inmenso pozo del olvido. La memoria grafémica del español, que a su vez está ligada a la cultura occidental, descubre al mundo la gran joya literaria de lo que podemos llamar literatura de los pueblos americanos anteriores a la conquista.
(El Gráfico, 22 de junio de 1972)
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