¡HOY 30 DE AGOSTO se cumplen 70 años de "El Señor Presidente" de Miguel Ángel Asturias! ESTA FUE LA PORTADA EN 1946» pic.twitter.com/1Buyj2nfBC— El Señor Presidente (@presidente_70) 30 de agosto de 2016
EL SEÑOR PRESIDENTE es una
novela que formará época en la literatura americana y mejor si
dijéramos en la humanidad americana, por ser más humana que
literaria, y americana porque circunscrita al país del autor,
Guatemala, y a un periodo histórico determinado, rebasa los limites
de geografía y tiempo, como todas las obras representativas y se
convierte en un libro cuyas páginas traducen, no sólo la angustia
de un pueblo, sino de todos los pueblos que han llorado sal bajo la
maldición de la tiranía; es una novela en que resuenan, como en un
caracol de sacrificios, las voces desgarradas de los pueblos
tribales, sometidos a dictaduras de carácter telúrico,
ilimitadamente perversas; una novela que ha de arrancar a todos los
que la lean, un grito de indignación.
En este libro de Miguel Angel Asturias,
a quien Paul Valéry consagró como uno de los escritores mas
substancialmente americanos, más alejados de los europeos, no
encontrarpa el lector el dulce y amoroso encaje de los seres y las
cosas y los useños que nos ofrece el friso de sus famosas “Leyenads
de Guatemala”; el caprichoso juego de sus fantomimas
jitaanjafóricas “Rayito de Estrella”, “Emulo Lipolidón” y
“Alcasán” ni la “hazaña de investigación poética”, como
llama Alfonso Reyes a su poesía “Sien de Alondra”, que está por
publicarse. EL SEÑOR PRESIDENTE es un libro deolado, cruel,
demasiado cruel; gruesa mar de hechos en la que no se alcanza a ver
más allá del horizonte del desconsuelo. Como en las puertas del
Infierno, en este libro se acaba toda esperanza. Por algo el escritor
poeta le llamó al principio “Malevogle”, nombre dantesco que
después sustituyó por “Tohil”, dios indígena exigente en
sacrificios humanos, para bautizarlos en definitiva con un título
que sintetiza la esencia del despotismo: EL SEÑOR PRESIDENTE. Sólo
cuando los personajes sueñan o se enamoran, el texto es gracioso y
lírico; en todo lo demás el lenguaje está abieto de pan en par a
las más broncas expresiones. La puntuación es arbitraria,
irregular, restringida, imitando así el habla de gnte que apenas
mueve los labios para pronunciar las palabras y que no separa los
elementos de las frrases por ningún signo o pausa, que apenas se
adivina si interroga o exclama, y entrelaza los miembros de la
oración en cadena seguida, bisbiceante, como si sus labios no
hablaran, sino parpadearan.
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