miércoles, 12 de junio de 2019

Mitos del Apolo 11: #1 No hay Estrellas en las Fotos

Buzz Aldrin, durante el primer paseo lunar de la misión Apolo 11.

Las fotos del Apolo generalmente muestran un paisaje lunar blanco y gris, un astronauta en un brillante traje blanco realizando alguna actividad, un cielo negro sin luceros y a veces algún aparato en la superficie realizando sus funciones.

Los críticos le ponen toda su atención a esas fotos. Casi sin excepción, la afirmación más atrevida que hacen es que esas fotos deberían tener miles de estrellas y no se ve ninguna. Dicen ellos que en la superficie lunar, sin aire, con el cielo negro, las estrellas deberían abundar. Y como no las hay, dicen, se demuestra que la Nasa falsificó las imágenes.

El argumento parecería tener sentido. Suena convincente y lógico. Cuando el cielo oscurece en la noche terrestre vemos muchas estrellas. ¿No deberíamos verlas también en la Luna?

En realidad la respuesta es muy sencilla: las estrellas son muy tenues para salir en las fotos.

Durante el día, el cielo en la Tierra es brillante y azul porque las moléculas de nitrógeno en el aire dispersan la luz en todas las direcciones, como una carambola. Para cuando la luz llega al suelo, ya ha rebotado en todas las direcciones. Para nosotros en el suelo eso significa que la luz pareciera venir de todas direcciones haciendo lucir muy brillante al cielo. De noche, luego de que se oculta el Sol, el cielo ya no está iluminado y parece negro. El cielo apagado nos permite ver las estrellas.

Pero en la Luna no hay aire y el cielo del día también es negro. Eso porque, sin aire, la luz que viene del Sol no se dispersa y se dirige directamente hacia uno desde el Sol. La luz no rebota iluminando todas las partes del cielo y se ve negro.

Ahora imaginemos que estamos en la Luna y vamos a tomarle una foto a un amigo astronauta. Es de día, aunque el cielo esté negro. El amigo astronauta lleva su traje blanco y salta en un paisaje lunar brillantemente iluminado por una intensa luz solar. Aquí está la clave: debemos ajustar la cámara para tomarle foto a una escena brillante, una escena de día. El tiempo de exposición necesario es uno muy corto, para no sacar una foto blanca o sobrexpuesta del astronauta y el paisaje. Cuando vemos la foto, el astronauta y el paisaje se verán bien y el cielo se verá negro. Y no habrán estrellas en el cielo. Las estrellas si están ahí, pero con un tiempo de exposición tan corto no se plasman en el rollo. Para plasmar las estrellas se necesitan tiempos de exposición más largos, que inevitablemente causarían que la toma saliera blanca o sobrexpuesta.

Dicho de otra manera: si uno se pone a tomar fotos en la noche aquí en la Tierra (donde el cielo también es negro) con los mismos ajustes en la cámara como se usaron en la Luna, tampoco veríamos estrellas. Son muy tenues para plasmarse correctamente en tan corto tiempo.

Algunas personas dicen que esto no tiene nada que ver porque en la Tierra el aire de la atmósfera absorbe la luz de las estrellas, haciéndolas más tenues, así que las estrellas deberían ser más brillantes en la Luna. Esto no es así, es un mito que el aire absorba la luz de las estrellas. De hecho nuestra atmósfera es muy transparente permitiendo pasar prácticamente toda la luz entrante hasta nuestros ojos. Si preguntamos a un astronauta, de los que han viajado en el transbordador, si se pueden ver más estrellas en el espacio, nos diría que apenas si se ven. Solo apagando las luces internas de la nave, incluso las luces rojas de los tableros que con su solo reflejo en la ventana dificultarían la observación de los luceros. Salir de la atmósfera terrestre no hace que las estrellas se vean más brillantes.

La afirmación que hacen los críticos sobre las estrellas en las fotos del Apolo en principio puede sonar sólida, pero en realidad tiene una explicación muy sencilla. Si esta gente hubiera preguntado a un fotógrafo profesional, o mejor aún, a cualquiera de los cientos de miles de astrónomos aficionados que hay en el mundo, habrían recibido una respuesta rápidamente. También lo podrían ver ellos mismos si aprendieran a usar una cámara.

A veces sorprende que los críticos pongan estos disparates como evidencia, más aún que digan que es la evidencia principal. De hecho es la más fácil de desmontar. Pero siguen aferrados a ella.

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