¿Qué misterios han rodeado al quetzal
para convertirlo en símbolo mítico, patriótico y místico? De
hecho no hay sólo una respuesta, y las que se pueden dar asombran
porque dan al ave una imagen de imponente espectacularidad.
Desde tiempos muy antiguos, en la época
de nuestros antepasados prehispánicos, fue elevado con el nombre de
Kukulcán (también Gucumatz y Quetzalcoatl) a un rango de divinidad
religiosa. Aparece prácticamente en toda la literatura indígena y
en muchas de las tradiciones de la antigua narrativa mesoamericana.
Dió su nombre a la moneda de Guatemala
y se incorporó al escudo de armas de la nación.
Los poetas, no siempre basados en la
realidad, lo han hecho volar más alto que el cóndor y el águila y
han mitificado una equivocada idea de símbolo de libertad.
Se antoja irónico el hecho de que,
siendo el ave de la que más se habla en el país que lleva su nombre
(Quaujtlimallan: águila cautiva de verdes plumas) es también
el ave menos conocida y menos vista en su habitat natural.
¿Por qué esta última condición?
Porque su habitat resulta tan misterioso como el propio quetzal: un
bosque de altura, generalmente oscuro y húmedo, casi inaccesible y
envuelto la mayor parte del tiempo de una niebla opresora. Con un
dosel arbóreo denso y del que el ave generalmente no sale, el bosque
que vió el nacimiento de esta maravilla de la creación natural
comparte con él sus secretos y guarda su misterioso romanticismo.
El intentar descubrir los secretos de
su biología y entrar en el campo de su historia natural nos conducen
a un conocimiento que sobrepasa, en mucho, el romanticismo anecdótico
y literario. Esa es la intención final de estos apuntes: mostrar una
realidad que es más espectacular que la leyenda.
Clasificación y
denominación
El quetzal es una de las aves
reconocidas y aclamadas mundialmente como de las más bellas sobre la
tierra. Hay muchos factores que contribuyen a ello, pero
especialmente la prestancia que le proporcionan el penacho, sus
largas plumas caudales, la disposición de sus cobertoras alares, el
brillo de su plumaje y la majestuosidad de su vuelo.
Posición
taxonómica
en el transcurso de varios millones de
años, los miembros de la familia del quetzal evolucionaron hasta
adquirir sus adaptaciones actuales. Dentro de este esquema evolutivo,
al final, ocuparon un lugar entre las familias de los colibríes
(Trochilidae) y la de los martín pescadores (Alcedinidae).
Actualmente se clasifica así:
Clase: Aves
Subclase: Neornithes
Superorden: Neognathae
Orden: Trogoniformes
Familia: Trogonidae
Género: Pharomachrus
Especie: Ph. mocinno
Variedades: Ph. m. Mocinno y Ph. m.
Costaricensis
¿Por qué el quetzal se llama
Pharomachrus mocinno?
El término latino Pharomachrus,
que significa “rayo de luz”, fue utilizado por el naturalista
mexicano Pablo De la Llave para crear un nuevo género en la
clasificación de las aves trogónidas, y se lo dio a los ejemplares
que, de las selvas guatemaltecas, le habían sido enviadas por el
también naturalista don José Mariano Mociño.
Como es usual entre algunos sabios, De
la Llave reconoció los méritos de su colega Mociño bautizando al
quetzal con su nombre latinizado, mocinno, de allí que el
quetzal se llame Pharomachrus mocinno, tal y como fué descrito en el
año 1832.
En la actualidad, los ornitólogos
reconocen la existencia de dos variedades de quetzales:
- el del Norte, cuyo centro de origen se cree ubicado en Guatemala, distribuido actualmente en el Sur de México, Guatemala, y parte de Honduras y El Salvador, denominado Pharomachrus mocinno mocinno; y,
- el del Sur, derivado del quetzal guatemalteco, distribuido en parte de Nicaragua, Costa Rica y parte de Panamá, denominado Pharomachrus mocinno costaricensis.
Trogon pavonius
Trogon paradiseus
Trogon resplendens
Calumus resplendens
Pharomachrus paradiseus
Pharomacrus costaricensis
Nombres
vernáculos
Antes
de la fecha mencionada anteriormente, 1832, el quetzal era
ampliamente conocido por los indígenas mesoamericanos, quienes
incluso comerciaban con sus plumas caudales.
Entre
las referencias históricas que lo mencionan, en 1574 los frailes
dominicos preparan una “Relación de la Verapaz hecha por los
religiosos de Santo Domingo de Cobán”, en donde dicen de él:
“hay un pájaro verde que es del tamaño de paloma, cuya pluma es estimada entre los indios, (...)”,
y el
eximio Fray Francisco Ximenez, en su “Historia Natual del Reino de
Guatemala”, escrita en 1722, dice de él:
“Quetzal, Esta ave es de las más hermosas que tiene aquesta América, (...)”.
El
nombre “quetzal” fué heredado de lenguas mexicanas, pero se
conocen también los términos:
Kuk
(maya)
Kughug
y gugú (quiché)
Cucuj
(quekchí)
Quetzaltototl
(azteca)
Quetzalli
(tolteca y nahoa).
Morfología
El
quetzal es un ave en el que las diferencias físicas entre el macho y
la hembra son bastante marcadas; por ello se dice, técicamente, que
tiene dimorfismo sexual.
Algunas
de las caracterísiticas que distinguen a machos de hembras son:
- Tamaño: en general, la hembra es más pequeña que el macho.
- Plumaje: en general, opaco en las hembras; brillante en los machos.
- Cabeza: en el macho coronada de un penacho de plumas. La hembra no tiene.
- Pecho: rojo carmesí en los machos; verde en las hembras.
- Cola: verde y muy larga en los machos (hasta un metro); corta y con bandas transversales regulares blanco grisáceo en las hembras.
Aún
comparado con los otros miembros de su familia (Trogonidae), el
quetzal tiene una caracterísitica excepcional y única: la tendencia
al desarrollo exagerado de las plumas cobertoras de las alas y de la
cola.
En
las alas, este crecimiento inusual de las cobertoras provoca un hecho
singular: en estado de reposo, éstas plumas, de color verde
iridiscente, se insinúan sobre el pecho, como si lo abrazaran,
aumentando la imágen gallarda del ave. En la cola, el efecto es más
obvio y espectacular: el desarrollo de un apéndice caudal que puede
llegar a ser hasta cuatro veces más grande que el tamaño del propio
cuerpo.
Características
menos espectaculares pero propias del quetzal, son también las
siguientes:
- Pico de color amarillo y bordes ligeramente aserrados, corto, ancho y robusto, con cerdas en la base; boca ancha.
- Los pies y las patas son cortos (los tarsos miden alrededor de 2cm promedio, en los machos) y débiles, amallentas.
- Cuello corto y grueso.
- Ojos ligeramente salientes, en una cabeza angosta, afilada y aguda. Esto seguramente le proporciona un ángulo visual de 360 grados.
- Plumaje suave, laxo y brillante, color verde en el cuerpo, cabeza y cuello. El color verde lo causa la presencia de colorantes pirrólicos y a la luz del sol es notablemente iridiscente por la interferencia de los rayos luminosos por filas de gránulos de melanina. Estos pigmentos, su disposición y el ángulo de incidencia de los rayos luminosos provocan que en determinadas circunstancias el quetzal se ve más azul que verde.
- Pecho y abdomen de color rojo carmesí en los machos; en las hembras solamente es rojo el abdomen.
- Alas no muy largas (en el macho miden alrededor de 20cm); provistas de plumas cobertoras verdes, plumas remeras negras (al igual que las caudaes de la parte central) y tres plumas directrices blancas en cada ala.
Comportamiento
Es
un ave que habita el dosel arbóreo, tímida y sumamente cautelosa.
Al posarse durante sus viajes exploratorios lo hace con el pecho y el
abdomen (muy visibles por su color rojo) en posición contraria a
cualquier peligro potencial o sospechoso; en esta situación el
cuerpo permanece casi inmóvil, sólamente la cabeza se mueve
lentamente de lado a lado. La cola en el macho no cuelga libremente
sino que forma con la vertical un ángulo de 15 a 20 grados.
Generalmente
permanece posado sobre las ramas de los árboles, y cuando vuela lo
hace especialmente por trechos cortos. El vuelo es rápido y
vigoroso, majestuoso, en línea recta; durante el vuelo el quetzal se
cuida mucho de no estropear sus largas plumas cobertoras
supracaudales.
Durante
casi todo el día el quetzal permanece silencioso, no así duante el
alba y, aunque menos frecuente también al atardecer, en que deja ori
su canto gutural ronco. Su canto es monótono y difícil de imitar
con la boca; su onomatopeya es también, por lo tanto, difícil de
graficar con caracteres tipográficos. Algunos intentos de expresarlo
son: guác-guác-guác; algunas veces se escucha más triste y suena
más o menos como: güiii-güiii-güiii ó góiii-góiii-góiii. A
veces el macho emite su llamada territorial: un canto más melodioso
que suena como un silbido bitonal corto.
Se
dice de los quetzales que son aves territoriales; es decir, que
cuidan un territorio mínimo, que consideran como propio. Según se
ha estimado, el territorio posee más o menos 300 metros de radio a
partir del tronco en que se encuentra el nido, lo cual da un área de
aproximadamente 0.28 kilómetros cuadrados. Aunque no se ha
demostrado que exista competencia intraespecífica, si existen
observaciones de la agresividad con la que el macho actúa contra sus
enemigos potenciales, especialmente contra los tucanes que comparten
su habitat (tucán esmeralda, Aulacorhynchus prasinus),
si considera que se aproximan mucho a su nido.
Comportamiento
reproductivo
La
temporada de apareamiento toma lugar durante los meses de marzo y
abril; una de las principales manifestaciones de cortejo es un
golpeteo más o menos rítmico que el macho efectúa con el pico
sobre el tronco de un árbol muerto, pero en pie (tocón). Durante el
cortejo, además, el macho dilata y exhibe el pecho rojo, y hay una
aprente erección de las plumas de la cresta.
Una
vez formada la pareja y preparado el nido, la hembra pone dos huevos
de color azul-verdoso que miden entre 30 y 35 mm de largo por
alrededor de 20 a 29 mm de ancho. Durante la estación de cría, que
comprende aproximadamente los meses de mayo a agosto, la pareja se
turna durante todo el día para la incubación de los huevos, la cual
dura unos 18 días.
Al
nacer, los pichones tienen la piel desnuda y rojiza; al cabo de una
semana ya se encuentran cubiertos de un fino plumón blanco-grisáceo.
El
quetzal debe hacer su nido en tocones de “ujushte” (brosimum
costaricanum) o de “pino triste” (Pinus pseudostrobus) a una
altura que oscila entre unos 9 y 24 metros del suelo. Aunque su pico
es relativamente robusto, el tocón para anidar debe tener un alto
grado de descomposición; se ha visto, sin embargo, efectuar algunos
nidos en troncos de madera muy suave.
Eventualmente
el quetzal utiliza nidos abandonados por pájaros carpinteros de la
familia Picidae, tal y como el carpintero de copete rojo Campephilus
(Phloeoceastes) guatemalensis, o
bien de trepadores de la familia Dendrocolaptidae,
tal como el trepador Lepidocolaptes affinis affinis.
No es infrecuente que también utilice los nidos abandonados por el
tucán esmeralda. En cualquier caso, la pareja de quetzales se ocupan
de agrandar lo suficiente los agujeros abandonados.
El
nido tiene una sola entrada, no más grande que lo absolutamente
necesario para permitir la entrada del ave, y la cavidad interior es
apenas lo suficientemente grande para permitirle volverse.
Interiormente posee pocas características de nido: no más que una
pequeña capa de partículas, astillas, viruta y aserrín sobre la
cual depositan los huevos.
Se
ha sugerido que la perforación de un nido o el agrandamiento de un
agujero abandonado, forman parte del cortejo y que ambos juegan un
importante papel en el ciclo reproductivo de la especie. Tanto esta
acción como el picoteo rítmico de los tocones aparentemente tienen
como una de sus funciones la estimulación grandular para la
liberación de hormonas sexuales.
Hábitos
alimenticios
Las
aves adultas disfrutan de una dieta que es básicamente fruguívora,
compuesta esencialmente por los frutos de cacao volador (Virola
guatemalensis), aguacatillo
blanco (Nectandra glabrescens),
aguacate de mico (Ocotea dendrodaphone),
Kahoj (Ocotea verapazensis),
capulín (Trema micrantha)
y otros.
Los
pichones, sin embargo, tienen una dieta esencialmente carnívora.
Luego del nacimiento, los machos adultos son los responsables
directos de su alimentación, y durante la primera semana de vida los
proveen en abundancia de ronrones, saltamontes, termitas, hormigas y
orugas.
Después
de la segunda semana de vida la dieta carnivora es cambiada por la
fruguívora del adulto. Cuando han alcanzado alrededor de cuatro
semanas de vida, las avecillas se encuentran ya en posibilidad de
automantenerse, aunque los padres aún los cuidarán unos días más.
Hábitat
La
variedad guatemalteca es un ave propia de la América subtropical,
con notable predilección por los llamados “bosque nublados”,
“bosque lluviosos” o “montañas de altura”; bosques vírgenes
con altitudes promedio de 900 a 3,200 msnm en los que las principales
especies clímax son: amates (Ficus spp.), robles y encinos (Quercus
spp.), pinos (Pinus pseudostrobus y Pinus oocarpa), pinabete (Abies
religiosa), aguacatillos (Persea spp., Ocotea spp. y Nectandra spp.),
ujushte (Brosimum costaricanum), cedro (Cedrela spp.), ilamos (Alnus
spp.), ciprés (Cupressus spp.) y enebro (Juniperus spp.).
En
el Biotopo “Mario Dary” para la conservación del Quetzal, se
tiene un magnífico ejemplo del tipo de habitat de este trogónido.
Dicho Biotopo es una muestra de bosque latifoliado montano bajo de
tipo nublado, dominado por fagáceas (familia a la que pertenecen los
robles y los encinos) y lauráceas (familia a la que pertenecen los
aguacatillos).
Distribución
Geográfica
El
área de disbribución de la variedad guatemalteca (Pharomachrus
mocinno mocinno) va desde la
región mexicana de Chiapas hasta una parte de la región Norte de
Nicaragua. En Costa Rica y parte de Panamá se encuentra la variedad
ligeramente más pequeña Pharomachrus mocinno
costaricensis.
En
Guatemala se localiza actualmente en algunos cuantos “bolsones”
ubicados en siete regiones geográficas bien establecidas, que
comprenden parte de los departamentos de Huehuetenango, El Quiché,
Alta Verapaz, Baja Verapaz, parte Norte de Zacapa y El Progreso y en
el Este de Izabal. Regiones menores se localizan en partes de Sololá,
Suchitepéquez, Sacatepéquez y Escuintla.
Algunos
de los macizos orográficos involucrados en esta distribución son:
las sierras de Los Cuchumatanes, De Chamá, De Santa Cruz, De las
Minas y de Chuacús; las vertientes volcánidas de San Pedro y
Tolimás (vertientes Sur), las de Agua, Fuego y Acatenango.
Datos
Complementarios
La
familia Trogonidae a
la que pertenece el quetzal es de distribución mundial; sin embargo,
no es muy numerosa, ya que solo se conocen 35 especies vivas (y 6
fósiles). Son aves de movimientos locales, pero ninguna es
migratoria.
En
Guatemala la familia está representada por 7 especies, de las cuales
el quetzal es una. Las 6 especies restantes reciben distintos nombres
locales, pero especialmente se les llama “auroras” y
“quetzalillos”. Técnicamente, y siguiendo la forma más sencilla
de clasificación, se agrupan todas en el género Trogón.
Así,
en Guatemala existen: Trogon massena, Trogon citreolus,
Trogon mexicanus, Trogon elegans, Trogon collaris y Trogon violaceus.
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