lunes, 10 de febrero de 2014

Apuntes sobre la Historia Natural del Quetzal / Luis Villar Anleu


Introducción

¿Qué misterios han rodeado al quetzal para convertirlo en símbolo mítico, patriótico y místico? De hecho no hay sólo una respuesta, y las que se pueden dar asombran porque dan al ave una imagen de imponente espectacularidad.

Desde tiempos muy antiguos, en la época de nuestros antepasados prehispánicos, fue elevado con el nombre de Kukulcán (también Gucumatz y Quetzalcoatl) a un rango de divinidad religiosa. Aparece prácticamente en toda la literatura indígena y en muchas de las tradiciones de la antigua narrativa mesoamericana.

Dió su nombre a la moneda de Guatemala y se incorporó al escudo de armas de la nación.

Los poetas, no siempre basados en la realidad, lo han hecho volar más alto que el cóndor y el águila y han mitificado una equivocada idea de símbolo de libertad.

Se antoja irónico el hecho de que, siendo el ave de la que más se habla en el país que lleva su nombre (Quaujtlimallan: águila cautiva de verdes plumas) es también el ave menos conocida y menos vista en su habitat natural.

¿Por qué esta última condición? Porque su habitat resulta tan misterioso como el propio quetzal: un bosque de altura, generalmente oscuro y húmedo, casi inaccesible y envuelto la mayor parte del tiempo de una niebla opresora. Con un dosel arbóreo denso y del que el ave generalmente no sale, el bosque que vió el nacimiento de esta maravilla de la creación natural comparte con él sus secretos y guarda su misterioso romanticismo.

El intentar descubrir los secretos de su biología y entrar en el campo de su historia natural nos conducen a un conocimiento que sobrepasa, en mucho, el romanticismo anecdótico y literario. Esa es la intención final de estos apuntes: mostrar una realidad que es más espectacular que la leyenda.

Clasificación y denominación

El quetzal es una de las aves reconocidas y aclamadas mundialmente como de las más bellas sobre la tierra. Hay muchos factores que contribuyen a ello, pero especialmente la prestancia que le proporcionan el penacho, sus largas plumas caudales, la disposición de sus cobertoras alares, el brillo de su plumaje y la majestuosidad de su vuelo.

Posición taxonómica

en el transcurso de varios millones de años, los miembros de la familia del quetzal evolucionaron hasta adquirir sus adaptaciones actuales. Dentro de este esquema evolutivo, al final, ocuparon un lugar entre las familias de los colibríes (Trochilidae) y la de los martín pescadores (Alcedinidae).

Actualmente se clasifica así:

Clase: Aves
Subclase: Neornithes
Superorden: Neognathae
Orden: Trogoniformes
Familia: Trogonidae
Género: Pharomachrus
Especie: Ph. mocinno
Variedades: Ph. m. Mocinno y Ph. m. Costaricensis

¿Por qué el quetzal se llama Pharomachrus mocinno?

El término latino Pharomachrus, que significa “rayo de luz”, fue utilizado por el naturalista mexicano Pablo De la Llave para crear un nuevo género en la clasificación de las aves trogónidas, y se lo dio a los ejemplares que, de las selvas guatemaltecas, le habían sido enviadas por el también naturalista don José Mariano Mociño.

Como es usual entre algunos sabios, De la Llave reconoció los méritos de su colega Mociño bautizando al quetzal con su nombre latinizado, mocinno, de allí que el quetzal se llame Pharomachrus mocinno, tal y como fué descrito en el año 1832.

En la actualidad, los ornitólogos reconocen la existencia de dos variedades de quetzales:
  • el del Norte, cuyo centro de origen se cree ubicado en Guatemala, distribuido actualmente en el Sur de México, Guatemala, y parte de Honduras y El Salvador, denominado Pharomachrus mocinno mocinno; y,
  • el del Sur, derivado del quetzal guatemalteco, distribuido en parte de Nicaragua, Costa Rica y parte de Panamá, denominado Pharomachrus mocinno costaricensis.
Ocasionalmente se han dado al quetzal otros nombres científicos, los que ahora se encuentran en desuso. Son simplemente sinonimias, por ejemplo:

Trogon pavonius
Trogon paradiseus
Trogon resplendens
Calumus resplendens
Pharomachrus paradiseus
Pharomacrus costaricensis

Nombres vernáculos

Antes de la fecha mencionada anteriormente, 1832, el quetzal era ampliamente conocido por los indígenas mesoamericanos, quienes incluso comerciaban con sus plumas caudales.

Entre las referencias históricas que lo mencionan, en 1574 los frailes dominicos preparan una “Relación de la Verapaz hecha por los religiosos de Santo Domingo de Cobán”, en donde dicen de él:
“hay un pájaro verde que es del tamaño de paloma, cuya pluma es estimada entre los indios, (...)”,
y el eximio Fray Francisco Ximenez, en su “Historia Natual del Reino de Guatemala”, escrita en 1722, dice de él:
“Quetzal, Esta ave es de las más hermosas que tiene aquesta América, (...)”.
El nombre “quetzal” fué heredado de lenguas mexicanas, pero se conocen también los términos:

Kuk (maya)
Kughug y gugú (quiché)
Cucuj (quekchí)
Quetzaltototl (azteca)
Quetzalli (tolteca y nahoa).

Morfología

El quetzal es un ave en el que las diferencias físicas entre el macho y la hembra son bastante marcadas; por ello se dice, técicamente, que tiene dimorfismo sexual.

Algunas de las caracterísiticas que distinguen a machos de hembras son:
  • Tamaño: en general, la hembra es más pequeña que el macho.
  • Plumaje: en general, opaco en las hembras; brillante en los machos.
  • Cabeza: en el macho coronada de un penacho de plumas. La hembra no tiene.
  • Pecho: rojo carmesí en los machos; verde en las hembras.
  • Cola: verde y muy larga en los machos (hasta un metro); corta y con bandas transversales regulares blanco grisáceo en las hembras.

Aún comparado con los otros miembros de su familia (Trogonidae), el quetzal tiene una caracterísitica excepcional y única: la tendencia al desarrollo exagerado de las plumas cobertoras de las alas y de la cola.

En las alas, este crecimiento inusual de las cobertoras provoca un hecho singular: en estado de reposo, éstas plumas, de color verde iridiscente, se insinúan sobre el pecho, como si lo abrazaran, aumentando la imágen gallarda del ave. En la cola, el efecto es más obvio y espectacular: el desarrollo de un apéndice caudal que puede llegar a ser hasta cuatro veces más grande que el tamaño del propio cuerpo.

Características menos espectaculares pero propias del quetzal, son también las siguientes:
  • Pico de color amarillo y bordes ligeramente aserrados, corto, ancho y robusto, con cerdas en la base; boca ancha.
  • Los pies y las patas son cortos (los tarsos miden alrededor de 2cm promedio, en los machos) y débiles, amallentas.
  • Cuello corto y grueso.
  • Ojos ligeramente salientes, en una cabeza angosta, afilada y aguda. Esto seguramente le proporciona un ángulo visual de 360 grados.
  • Plumaje suave, laxo y brillante, color verde en el cuerpo, cabeza y cuello. El color verde lo causa la presencia de colorantes pirrólicos y a la luz del sol es notablemente iridiscente por la interferencia de los rayos luminosos por filas de gránulos de melanina. Estos pigmentos, su disposición y el ángulo de incidencia de los rayos luminosos provocan que en determinadas circunstancias el quetzal se ve más azul que verde.
  • Pecho y abdomen de color rojo carmesí en los machos; en las hembras solamente es rojo el abdomen.
  • Alas no muy largas (en el macho miden alrededor de 20cm); provistas de plumas cobertoras verdes, plumas remeras negras (al igual que las caudaes de la parte central) y tres plumas directrices blancas en cada ala.
Por último, debe hacerse sobresalir una característica excepcional que el quetzal posee en común con los miembos de su familia y que es única entre las aves: sus patas son heterodactilas. Este término se usa para indicar la disposición de dos dedos para adelante y dos para atrás; parecería que existe semejanza con las patas de loros, guacamayas, pericas y tucanes, sin embargo no es así. Sólo en los trogónidos son los dedos números uno y dos lso que se dirigen hacia atrás y los dedos números tres y cuatro hacia adelante (comparados con una mano humana, sería como si pulgar e índice fueran hacia atrás y medio y anular hacia adelante, mientras que meñique estaría atrofiado).

Comportamiento

Es un ave que habita el dosel arbóreo, tímida y sumamente cautelosa. Al posarse durante sus viajes exploratorios lo hace con el pecho y el abdomen (muy visibles por su color rojo) en posición contraria a cualquier peligro potencial o sospechoso; en esta situación el cuerpo permanece casi inmóvil, sólamente la cabeza se mueve lentamente de lado a lado. La cola en el macho no cuelga libremente sino que forma con la vertical un ángulo de 15 a 20 grados.

Generalmente permanece posado sobre las ramas de los árboles, y cuando vuela lo hace especialmente por trechos cortos. El vuelo es rápido y vigoroso, majestuoso, en línea recta; durante el vuelo el quetzal se cuida mucho de no estropear sus largas plumas cobertoras supracaudales.

Durante casi todo el día el quetzal permanece silencioso, no así duante el alba y, aunque menos frecuente también al atardecer, en que deja ori su canto gutural ronco. Su canto es monótono y difícil de imitar con la boca; su onomatopeya es también, por lo tanto, difícil de graficar con caracteres tipográficos. Algunos intentos de expresarlo son: guác-guác-guác; algunas veces se escucha más triste y suena más o menos como: güiii-güiii-güiii ó góiii-góiii-góiii. A veces el macho emite su llamada territorial: un canto más melodioso que suena como un silbido bitonal corto.

Se dice de los quetzales que son aves territoriales; es decir, que cuidan un territorio mínimo, que consideran como propio. Según se ha estimado, el territorio posee más o menos 300 metros de radio a partir del tronco en que se encuentra el nido, lo cual da un área de aproximadamente 0.28 kilómetros cuadrados. Aunque no se ha demostrado que exista competencia intraespecífica, si existen observaciones de la agresividad con la que el macho actúa contra sus enemigos potenciales, especialmente contra los tucanes que comparten su habitat (tucán esmeralda, Aulacorhynchus prasinus), si considera que se aproximan mucho a su nido.

Comportamiento reproductivo

La temporada de apareamiento toma lugar durante los meses de marzo y abril; una de las principales manifestaciones de cortejo es un golpeteo más o menos rítmico que el macho efectúa con el pico sobre el tronco de un árbol muerto, pero en pie (tocón). Durante el cortejo, además, el macho dilata y exhibe el pecho rojo, y hay una aprente erección de las plumas de la cresta.

Una vez formada la pareja y preparado el nido, la hembra pone dos huevos de color azul-verdoso que miden entre 30 y 35 mm de largo por alrededor de 20 a 29 mm de ancho. Durante la estación de cría, que comprende aproximadamente los meses de mayo a agosto, la pareja se turna durante todo el día para la incubación de los huevos, la cual dura unos 18 días.

Al nacer, los pichones tienen la piel desnuda y rojiza; al cabo de una semana ya se encuentran cubiertos de un fino plumón blanco-grisáceo.

El quetzal debe hacer su nido en tocones de “ujushte” (brosimum costaricanum) o de “pino triste” (Pinus pseudostrobus) a una altura que oscila entre unos 9 y 24 metros del suelo. Aunque su pico es relativamente robusto, el tocón para anidar debe tener un alto grado de descomposición; se ha visto, sin embargo, efectuar algunos nidos en troncos de madera muy suave.

Eventualmente el quetzal utiliza nidos abandonados por pájaros carpinteros de la familia Picidae, tal y como el carpintero de copete rojo Campephilus (Phloeoceastes) guatemalensis, o bien de trepadores de la familia Dendrocolaptidae, tal como el trepador Lepidocolaptes affinis affinis. No es infrecuente que también utilice los nidos abandonados por el tucán esmeralda. En cualquier caso, la pareja de quetzales se ocupan de agrandar lo suficiente los agujeros abandonados.

El nido tiene una sola entrada, no más grande que lo absolutamente necesario para permitir la entrada del ave, y la cavidad interior es apenas lo suficientemente grande para permitirle volverse. Interiormente posee pocas características de nido: no más que una pequeña capa de partículas, astillas, viruta y aserrín sobre la cual depositan los huevos.

Se ha sugerido que la perforación de un nido o el agrandamiento de un agujero abandonado, forman parte del cortejo y que ambos juegan un importante papel en el ciclo reproductivo de la especie. Tanto esta acción como el picoteo rítmico de los tocones aparentemente tienen como una de sus funciones la estimulación grandular para la liberación de hormonas sexuales.

Hábitos alimenticios

Las aves adultas disfrutan de una dieta que es básicamente fruguívora, compuesta esencialmente por los frutos de cacao volador (Virola guatemalensis), aguacatillo blanco (Nectandra glabrescens), aguacate de mico (Ocotea dendrodaphone), Kahoj (Ocotea verapazensis), capulín (Trema micrantha) y otros.

Los pichones, sin embargo, tienen una dieta esencialmente carnívora. Luego del nacimiento, los machos adultos son los responsables directos de su alimentación, y durante la primera semana de vida los proveen en abundancia de ronrones, saltamontes, termitas, hormigas y orugas.

Después de la segunda semana de vida la dieta carnivora es cambiada por la fruguívora del adulto. Cuando han alcanzado alrededor de cuatro semanas de vida, las avecillas se encuentran ya en posibilidad de automantenerse, aunque los padres aún los cuidarán unos días más.

Hábitat

La variedad guatemalteca es un ave propia de la América subtropical, con notable predilección por los llamados “bosque nublados”, “bosque lluviosos” o “montañas de altura”; bosques vírgenes con altitudes promedio de 900 a 3,200 msnm en los que las principales especies clímax son: amates (Ficus spp.), robles y encinos (Quercus spp.), pinos (Pinus pseudostrobus y Pinus oocarpa), pinabete (Abies religiosa), aguacatillos (Persea spp., Ocotea spp. y Nectandra spp.), ujushte (Brosimum costaricanum), cedro (Cedrela spp.), ilamos (Alnus spp.), ciprés (Cupressus spp.) y enebro (Juniperus spp.).

En el Biotopo “Mario Dary” para la conservación del Quetzal, se tiene un magnífico ejemplo del tipo de habitat de este trogónido. Dicho Biotopo es una muestra de bosque latifoliado montano bajo de tipo nublado, dominado por fagáceas (familia a la que pertenecen los robles y los encinos) y lauráceas (familia a la que pertenecen los aguacatillos).

Distribución Geográfica

El área de disbribución de la variedad guatemalteca (Pharomachrus mocinno mocinno) va desde la región mexicana de Chiapas hasta una parte de la región Norte de Nicaragua. En Costa Rica y parte de Panamá se encuentra la variedad ligeramente más pequeña Pharomachrus mocinno costaricensis.

En Guatemala se localiza actualmente en algunos cuantos “bolsones” ubicados en siete regiones geográficas bien establecidas, que comprenden parte de los departamentos de Huehuetenango, El Quiché, Alta Verapaz, Baja Verapaz, parte Norte de Zacapa y El Progreso y en el Este de Izabal. Regiones menores se localizan en partes de Sololá, Suchitepéquez, Sacatepéquez y Escuintla.

Algunos de los macizos orográficos involucrados en esta distribución son: las sierras de Los Cuchumatanes, De Chamá, De Santa Cruz, De las Minas y de Chuacús; las vertientes volcánidas de San Pedro y Tolimás (vertientes Sur), las de Agua, Fuego y Acatenango.

Datos Complementarios

La familia Trogonidae a la que pertenece el quetzal es de distribución mundial; sin embargo, no es muy numerosa, ya que solo se conocen 35 especies vivas (y 6 fósiles). Son aves de movimientos locales, pero ninguna es migratoria.

En Guatemala la familia está representada por 7 especies, de las cuales el quetzal es una. Las 6 especies restantes reciben distintos nombres locales, pero especialmente se les llama “auroras” y “quetzalillos”. Técnicamente, y siguiendo la forma más sencilla de clasificación, se agrupan todas en el género Trogón.

Así, en Guatemala existen: Trogon massena, Trogon citreolus, Trogon mexicanus, Trogon elegans, Trogon collaris y Trogon violaceus.

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