miércoles, 26 de febrero de 2014

Comunicado Oficial del Descubrimiento de Tikal, 1848

GACETA DE GUATEMALA.
Abril 18 de 1848

Ruinas de Tikal

En el ministerio de gobernación se ha recibido una comunicación fechada el 6 de marzo próximo pasado en la ciudad de Flores, departamento del Petén, que contiene el relato de una espedicion hecha por el señor correjidor á las ruinas de la ciudad de Tikal. Con gusto damos lugar en nuestras columnas á esta relacion que consideramos interesante, y creemos que la veran con agrado nuestro lectores. Dice así:

El 23 de febrero último salí de esta con el objeto de visitar las antiguedades de la ciudad de Tikal, llevando en mi compañia una comision municipal compuesta de los señores rejidores Antonio Matos, síndico Jose María Garma, é igualmente de los señores Vicente Diaz y Bernavé Castellanos. La municipalidad de San José nombró otra comision que nos acompañaba, y desde el punto donde dormimos dió principio el diario de la espedicion en la forma siguiente:

Hoy día 24 á las tres de la mañana nos despedimos de los señores que desde la ciudad nos habian venido acompañando: nos embarcamos en dos hermosas canoas y despues de cinco leguas de navegacion, salimos á tierra y empezamos el viaje no sin algun cuidado, pues algunas indíjenas que habitan en el lugar del desembarco quedaron llorando porque sus esposos y el gobernador Ambrosio Tut hacía ocho dias que habían salido á esplorar el camino de las citadas ruinas y temian que hubiesen sido víctimas de los salvajes, de las fieras ó de los enctantamientos; pues estas pobres jentes tienen preocupaciones respecto á las antiguedades de Tikal. Mis compañeros y yo las consolamos y persuadimos de lo contrario, diciéndoles que regresaríamos todos juntos. A las cuatro leguas de camino concluimos la primera jornada en la aguada que llaman la tinta, en donde por el buen tiempo que hacia amarramos nuestras hamacas al abrigo y frescura de la montaña. No dejaba yo de sospechar hubiese sucedido alguna catástrofe al gobernador y sus compañeros, pues hacia cuatro dias que ebian haber regresado. Estos cuidados cesaron felizmente como a las cinco de la tarde en que apreció aquel y cuatro ó cinco individuos mas que lo acompañaban: al vernos sentimos ámbos igual regocijo espresando el gobernador que la causa de su dialcion habia sido por una parte la rectificaion del camino, y por otra la caza de tantos animales y las busca de agua que no encontró en parte alguna, apelando en tan aflictiva circunstancia á dos clases de bejuco grueso que por estos lugares brinda con abundancia la naturaleza; los cuales divididos en partes, brotan chorros de agua sumamente agradable. Le pedí en seguida nuevas noticias de las ruinas de Tikal, y el gobernandor me contestó que aunque se sentia cansado queria tener el gusto de irme a situar al pie de ellas.

Mis compañeros y yo oimos despues con gusto las pocas esplicaciones que hacia el Sr. Tut de la elevacion y magnificencia de aquellos edificios, con lo que obscuració la noche y nos recojimos.

Hoy dia 25 continuaron para San José los que acompañaban al gobernador, y este siguió con nosotros, habiendo escrito con aquellos á los señores alcaldes de su pueblo me remitiesen dos garrafones de agua, juzgando que los bejucos no serian suficientes para auxiliar á 19 personas. Emprendimos la marcha, y á las cuatro leguas siendo como las 9 de la mañana, nos alcanzó el alcalde 1.° de San José que conducia un correo extraordinario del gobierno. Me impuse de él, hice lo que se me prevenia, y nos despedimos del citado alcalde continuando nuestro viaje hasta las cuatro de la tarde que hicimos lato, no con el buen tiempo que empezamos, pues llovió mucho, aunque por lo demas no hubo otra novedad.

Amaneció hoy 26 y seguimos con la esperanza de llegar á las ruinas, pues segun las observaciones que mandé hacer en varios puntos en donde habia árboles de considerable altura, no debia haber mucha distancia. Volvió de nuevo la lluvia con muchos truenos y rayos no comunes en el presente mes, y asi mojados como estábamos, siendo las tres de la tarde, empezamos á observar fragmentos de loza antigua y un monte algo más claro, lo cual vino á despertar la ansiedad natural de aproximarnos al objeto que buscábamos. Poco despues estando en un cerro de regular elevacion, se descubrió en otra altura superior el primer palacio cuya soberbia perspectiva no hubo uno solo de mis compañeros no quisiese disfrutar. Desde entonces empezé á sentir un noble orgullo al ver logrados en tan cortos dias nuestros trabajos, los deseos de tantoas años, con notable oprobio de mis antecesores. Nos aproximamos con mayor entusiasmo hasta ponernos al pie de una hermosa escalera, cuyo paso nos disputábamos subiendo por presipicios y escombros orijinados tal vez por los temblores y elevados árboles. Llegaamos al término de la escalera; mandé tirase la cuerda, y resultó que tenia cincuenta varas de altura y veinticinto de ancho. Luego observamos con dilijencia los demas objetos que encontramos en la primera pieza; no se veian mas que caracteres y figuras en algunas partes de la pared, apreciando lo demas limpio y rebocado con mezcla finísima enyesada, la forma de este palacio va copiada en el papel que dá principio á la coleccion que acompaño: su altura desde el fin de la escalera es de 32 varas, el ancho de 27 y el grosor de las paredes de nueve. En sus contornos se dejan ver los restos de balcones derribados, cuyo meterial descansa al pié formando volcanes de piedra canteada. No es posible hallar espresiones propiar para significar el inmenso espacio que se presenta á la vista desde esta altura en todas direcciones, ofreciendose el mas pintorezco panorama al oriente del palacio; es preciso verlo para sentir los efectos que inspira una perspectiva tan encantadora. Los mismo indijenas que me acompañaban, decian en su idioma que los dueños de aquella casa debieron ser grandes hombres que tendrian millones de operarios. Bien se notó la falta de un anteojo graduado con que habriamos descubierto muchas cosas de importancia, como rios, lagunas, pueblos ó rancherias de salvajes; pero por desgracia no disfrutamos mas que de aquello que la vista natural proporcionaba; y despues de haber descubierto desde esta altura otros palacios de igual elevacion, siendo ya las cinco de la tarde con la imajinacion aturdida, descendimos á comer y dormir para continuar mañana estos importantes descubrimientos. (Continuará.)

GUATEMALA, Mayo 18 de 1848
(Continúa)

Día 27, tan nublado como el de ayer; me dirijí con el gobernador y demas señores al palacio de enfrente situado á dos cuadras de distancia, y aunque no habia ni aun vestijios de su escalera, subimos a su mayor altura. En mucha parte aparece deteriorado; pero se encuentran algunas piezas útiles y habitables. Los techos son de cañon, y se observan á ciertas distancias palos rollizos atravesados como para amarrar hamacas. La altura y dimensiones de este palacio son iguales á las del primero; sus paredes tienen dos varas y media de grueso: en su interior se forman calles de dos varas y media de ancho y como de cuarenta de largo, incluyendo tres y cuatro divisiones bajo un mismo techo. No aparecen señales de haber tenido puertas de madera, por que se advirtieran en los marcos; unicamente se ven respiraderos en varias partes, de una vara al traves y dos cuartas de ancho. Los techos de las entradas de este y el anterior palacio son de tinta rolliza; en distintos lugares del inteior hay caracteres escritos, caras y animales desconocidos. Desconsolado de no haber encontrado algún otro objeto curioso que extraher, descendí á observar la plazuela que se hala al pié, y entonces quiso la suerte obsequiar mis constantes anhelos; simultáneamente fuimos descubriendo personajes de piedra de cinco y seis pies de alto; los que mandé limpiasen, como yo mismo lo hacía, con mucho cuidado, y que se desmontase al rededor para que les diese el sol quiza despues de muchos siglos. En la circunferencia y grueso de las lápidas aparecen carácteres que van copiados juntamente con las estatuas de ambos sexos, conforme a nuestra vista y á la intelijencia del pintor. El regocijo con el hallazgo de objetos de tanto mérito se multiplicó en la comitiva y empeñó mas mi curiosidad; mandé que se explorase con solicitud y esmero aquel recinto, y aparecieron once estatuas de la figura espresada, aunque con diferentes adornos; tres en piedras redondas y otras once lápidas preparadas como para recibir alguna impresion, todas formando calle á diferentes distancias. También aparecen en el mismo siete ú ocho piedras redondas como las ruedas de una calesa, y otras que deben contener algun objeto; pero el cansancio de los mozos no ha permitido descubrir mas, pues todo este día, excepto los intérvalos para almorzar y comer, lo pasamos en el descubrimiento y observación de las estatuas, considerando que las personas que representan, sin duda por su civilización y grandeza, despues de tantos centenares de años, han hecho llegar hasta nosotros su memoria. En estas consideraciones, nos faltó el sol por la elevación de las montañas, y nos retiramos á dormir si poder fijar nuestros juicios acerca de la época de estos monumentos y de la raza de sus fundadores.

Hoy 28 nos encaminamos al otro palacio situado á igual distancia, y aunque con mucha dificultad, auxiliado de las raíces de los árboles, llegamos á lo principal del edificio. Este en nada discrepa de los otros; aparecen algunas piezas completamente arruinadas, otras al destruirse por la violencia de las raices que a pesar de su enormidad, nos penetras hasta el inteior; pero no le faltan piezas útiles y habitables, siendo sus paredes de tres varas de grueso. Como nuestro objeto era rejistrar prolijamente por ver si encontrabamos alguna curiosidad, no faltó quien observara el techo de la entrada principal, y reconocimos con sorpresa que estaba cubierta de vigas de chico-sapote en las cuales se ven labradas figuras con admirable delicadeza, y muchos caracteres iguales á las copias que mandé sacar y aparecen en la colección. Descendimos, y observando la circunferencia, la encontramos igual á la de los otros palacios. Visitamos otros edificios no menos magníficos, aunque no tan elevados; deteriorados en su mayor parte por la corpulencia de los arboles, cuyas racies no aciertan á penetrar la fina mezcla y buena construcción de las paredes, por lo cual no faltan piezas habitables. Fatigados de subir y bajar tantos precipicios, y hundidos en tristes y melancólicas reflexiones al ver tantos escombros y ruinas, siendo la hora de retirarnos, lo hicimos mejorando de ideas al encontrar en nuestro dormitorio los garrafones de agua que habiamos pedido; con lo cual quedaron desocupados los mozos destinados á conducir los bejucos. - (S. C.)

GUATEMALA, Mayo 18 de 1848
(Concluye)

Veintinueve y último día de febrero: en este dia resolví de común acuerdo con la comitiva, destinar cuatro hombres que escalasen con barretas por la parte que indicase haber sido tapiada para impedir el conocimiento interior del palacio, con el único objeto de ver si se encentran ídolos ú otros objetos escondidos por sus poderosos dueños, quedando los demas indijenas espeditos y provistos de pertrechos para la caza de toda especie de animales, áves y cuadrúpedos, con cuyo auxilio sobrarán víveres para regresar, pasando el resto del día en revisar las imediaciones de nuestro dormitorio todas cubiertas de escombros y hermosísimas piedras canteadas de las casas que han dado en tierra: siendo las tres de la tarde, regresaron los destinados á la caza con una porción de micos, faizanes y cojolitos, asegurándome el Sr. Castellanos y los comisionados indíjenas, que sobre mas de una legua siguen las casas de calicanto, encontrándose algunas paradas, pero sin puertas; trajeron ademas una flecha y noticias de haber visto muchos rástros de lacandones, cuya población no debe estar lejos de nosotros; los escaladores también bajaron esponiendo que no pudieron penetrar mas que dos varas de la pared, dejando para mañana su continuación.

Marzo 1.° Hoy me dirijí, excitado por la curiosidad, con el Sr. Garma y seis hombres á despojar de las raices de los árboles una lápida ovalada de mas de dos varas de alto, una y media de ancho, y como media tercia de grueso; el buen éxito correspondió á mis deseos, y esfuerzos de los operarios, pues al desprenderse los árboles y voltear la piedra, apareció una figura que segun sus adornos debe representar á la esposa de un monarca, segun lo demuestra la copia que al momento mandé sacar y va en la colección. Bajo de esta resultó otra rueda como de cinco cuartas de diametro, por desgracia mutilada, que contenía una deidad, en seguida descubrí otra igual con una especie de águila o serpiente, ni una ni otra pudo el maestro Sr Eusebio Lara trasladar al papel, por la dificultad de distuinguir claramente el objeto. Despues de esto, en el mismo lugar, destiné al Sr. Lara á que tanto de la circunferencia de las estátuas en piedras, cuanto de las dibujadas en las vigas de chico-sapote que forman la puerta principal de tres palacios, acábase de copiar con el posible esmero las letras que contienen, cuyas inscripciones algo de importancia deben revelar, mas solo en la corte podrán encontrarse anticuarios profesionales del idioma, y sinó, yo debo cumplir con este deber, pues me seria sensible que otros curiosos extranjeros, vengan á dar publicidad á los objetos que estoy viendo y palpando. Vengan en hora buena esos viajeros con mayores posibles y facultades intelectuales, hagan escavaciones a pié de las estatuas, rompan los palacios y saquen curiosidades y tesoros que no podrán llevar sin el debido permiso; jamas podrán nulificar ni eclipsr el lugar que me corresponde al haber sido el primero que sin gravar a los fondos públicos, les abrí el camino, y que tuve el honor de comunicar al supremo gobierno de nuestra República, cuanto interesante y superior se encuentra en la capital de este imperio, sin miras de interes particular, unicamente satisfechos y persuadido que mi persona y cortos bienes pertenecen a la patria, al gobierno y a mis hijos. Entró el sol y los escaladores bajaron del edificio sin éxito, después de haber profundizado una vara más: el pintor me dio cuenta de sus trabajos que examiné con atención; y estando todos reunidos, llegaron dos mozos, uno con un poco de bastimento y otro con un garrafon de agua que mi esposa me remitió; a cuya vista resolvimos por votación jeneral, estar un dia mas: recibimos cartas de personas notables de la ciudad y del señor alcalde 1.°, que me participan la jeneral tranquilidad que se disfruta, y la ansiedad pública por saber si existían o no esta antigüedades: conversando con los demas señores acerca de las preocupaciones vulgares que ocupan a la mayor parte de nuestros pueblos con relacion a los encatamientos, nos entro la noche que parecía muy serena.

Dia 2., con buen tiempo: reunido con los señores municipales Matos y Garma y los señores Diaz y Castellanos, pase a visitar por depedida a las estatuas de piedra y á los cuatro palacios qu quedan por la banda del norte y oriente de este a cuyos pies estamos; dejamos en el interior de sus paredes nuestros nombres y una inscripción fechada en ue como correjidor y comandante declaraba aquellas ruinas y monumentos como propiedad de la República de Guatemala en el territorio del distrito del Peten; varias veces reflexionamos y disputamos acerca de los fundadodres de esta nacion que debio ser muy populosa de orijen, civilizacion, ciencias y artes, la clase de su gobierno, costumbres, comercio &e. La elevación de estos palacios, plazas, fosos, estatuas, letras en piedra y madera todo ofrece un campo inmenso, de donde el poeta y el historiador podrían sacar las ventajas y utilidades que ellos deberían conocer. Despues de reflexionar sobre puntos de tanta gravedad, nadie podia afirmar su opinion, viniendo á convenir en que la raza que pobló estas rejiones, salió de los que quisieron inmortalizar sus nombres construyendo una torre en que fueron confundidos. Puede suceder que posteriormente se hable con mas propiedad y certidumbre, pero entretanto, creo que mi juicio no es temerario.

Al pié de las cópias de las estatuas y objetos que se acompañan á esta relación, se hace la advertencia de lo que es en piedra y madera, y si en su dibujo aparecen defectos, no deben ser notables, pues los que suscriben con migo han visto los orijinales y las cópias, y convienen en su exactitud; por lo demas suplico al supremo gobierno y á los facultativos tengan la bondad de disimular, puesto que unicamente hacemos lo que podemos.

El Sr. Gobernador Tut antes de separarnos de esta mansion deliciosa, me aseguró que su abuelo le contaba haber visto á la orilla de una laguna que solo distará tres leguas, un toro muy hermoso, perfectamente labrado, de piedra, lo que me hace juzgar que aquellos habitantes poseian el ganado vacuno; no perdiendo la esperanza de ir a reconocer dicho objeto y otras antigüedades que el mismo gobernador me ha ofrecido mostrar tambien, con estatuas como esta. Entro la noche, y habiendo dejado listas las cargas que deben regresar, nos dormimos.


Marzo 3: al amanecer de este dia el movimiento de veintitres personas empezó mas temprano que antes, formando cada uno de los indijenas su botin de animales asados, en cuyo espendio nada mas pensaban; no así los demas señores y el que suscribe, que despues de seis dias de residencia en esta antigua ciudad, hemos contraido las afecciones naturales á los venerables personas que diariamente visitabamos, pero llegó la hora y les volvimos la espalda, despues de fechar ésta en la capital del imperio de Tikal, á los tres dias del mes de marzo de mil ochocientos cuarenta y ocho. -El correjidor, Modesto Mendez. Ambrocio Tut. Antonio Matos. Eusebio Lara. Jose Maria Garma. Por los señores comisionados Antonio Moó y Eulojio Chayax, y por mi, Vicente T. Diaz. Bernabe Castellanos.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario