EL IMPARCIAL, 2 de marzo de 1957 (recopilado por José Samuel Mérida)
Conviene hacer algo de historia sobre esta maravilla de Semouc. No descartamos que haya conocedores e informaciones escritas antes de agosto de 1955, punto de arranque de nuestra historia.
Hasta puede haber publicaciones extranjeras y legajos archivados; pero es el caso que los lanquineños —y ellos deberían saber mejor que ninguno— señalan el año antepasado —agosto, como iniciación de la historia cuando llegó a su conocimiento oficial la existencia de una combinación de ríos y cascadas en su provincia.
Parece ser que el diligente secretario de Lanquín —señor Reyes— uno de los más esforzados propagandistas de las bellezas regionales, hubo de ir a levantar un cadáver por allí y entonces se dió cuenta de la cosa.
De vuelta a Lanquín entusiasmó con su relato a los señores Arnoldo González, al profesor Catalán, al profesor Rosendo Barrientos, al padre de este último y al alcalde de Lanquin, y ellos formaron por decir así, la primera fila de descubridores.
Advertido entonces el gobernador de Alta Verapaz, el coronel Manuel G. Samayoa, en septiembre se organizó una excursión de altas personalidades de la cabecera y se consagró oficialmente el punto como foco turístico.
Una amplia galera de hoja de caña fue levantada en las márgenes del Cahabón a corta distancia de la cascada inferior o reunión de los ríos.
Avisado por el gobernador el entonces director de turismo don Carlos Simons, fue allá y a él se debe esta atrevida frase que nos hizo ir: “es la atracción turística número 1 del país”.
(Picados en nuestro amor propio de sololaenses, fuimos incrédulos y curiosos hasta llegarnos a convencer de que Simons acertó).
Parece que Simons invitó a cierto fotógrafo inglés que estuvo filmando películas a color de largo metraje hasta por la enorme cantidad de 19 rollos.
Uno de ellos fue enviado de Inglaterra al gobernador de Cobán —coronel Samayoa— quien a su vez lo manó a Socioeducativo rural (con ocasión en que Alfred Barret fue allá empujado por mí para conocer Semouc); y Socioeducativo rural pasó la película a la presidencia de la república. Nosotros no conocemos la película y no sabemos si refleja bien la belleza original. Nos han dicho que es maravillosa.
De entonces para acá se han organizado no menos de 30 excursiones a Semouc para personajes capitalinos, cobaneros o lanquineños, entre ellos con gran atuendo y entusiasmo la familia Quirín —industriales de la región— que han cooperado bastante en facilitar el acceso y mantener el entusiasmo. También los trabajadores del campamento de caminos de Cobán, han prestado valiosa ayuda.
Todo el personal del Instituto mixto del norte hizo una excursión en octubre.
Su director, el profesor Juan Francisco Quintana, ha tomado un empeño incesante por revelar Semouc al mundo.
De él nos vinieron las primeras noticias a mediados de 1956 y por tal conocimiento incluimos Semouc y Lanquín como itinerario del viaje para Alfred Barret —el inolvidable agregado cultural de la embajada estadounidense en tiempos de Arévalo— que debería viajar precisamente por puntos que no conociera de previo y estábamos seguros de que Semouc le era desconocido.
Ahora lo conoce... pero en cinematógrafo.
Porque no pudo pasar de las cuevas de Lanquín en aquel entonces.
Pero irá —estamos seguros— en helicóptero.
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