Juan Preciado es enviado por su madre,
Dolores, a encontrar a Pedro Páramo, el padre que nunca conoció.
Páramo abandonó a Juan y a Dolores antes de que naciera Juan. El
medio hermano de Juan, Abundio, lo guía a Comala, ubicada "en
la boca del infierno", donde los fantasmas hablan desde la tumba
para describir la siniestra influencia de Pedro Páramo en la ciudad
y sus habitantes. Juan muere sin descubrir su identidad, ya que nunca
conoce a su padre. Páramo murió años antes de la llegada de Juan,
asesinado por su hijo Abundio.
Entre las voces fantasmales de Comala
está la de Susana San Juan, la novia de la infancia de Páramo y la
obsesión de su vida. Cuando la joven Susana se fue de Comala junto a
su padre, Bartolomé, Páramo esperó treinta años por su regreso.
Cuando reapareció, estaba psicológicamente perturbada por una
relación incestuosa que Bartolomé le había impuesto. En su
delirio, Susana confunde a Bartolomé y Páramo con un tercer hombre:
Florencio. Florencio es el marido de Susana, o tal vez es una
sublimación de la figura paterna en la mente de Susana. Susana
encuentra felicidad y satisfacción en fantasías sobre su relación
con Florencio. Su locura la hace inaccesible para Páramo. Al igual
que Juan, Páramo muere sin encontrar la identidad que busca, en el
caso de Páramo, en el amor de Susana San Juan.
La novela de Rulfo se presenta en dos
secciones. En la primera, que no tiene cronología, el punto de vista
es el de Juan Preciado, que está muerto cuando comienza la novela.
La segunda sección tiene un narrador omnisciente que cuenta la
historia de Comala desde la infancia de Páramo hasta el momento de
su muerte. Así, el tiempo de la segunda sección es anterior al de
la primera.
Los fragmentos de Pedro Páramo son
como los pedazos de un espejo roto. Reflejan los personajes, sus
relaciones y sus identidades. Depende del lector reconstruir el
espejo para descubrir la verdad reflejada en él.
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